
En las primeras prácticas de mindfulness sólo tienes que prestar atención a la respiración. Parece fácil ¿no?
Es la manera de iniciarse en la práctica de mindfulness. Es lo que se llama respiración consciente.
Es importante no forzar la acción de respirar, ni demasiado rápido, ni demasiado lento. Recuerda que respirar es un acto instintivo y lo mejor es que se produzca de forma lo más natural posible, pero eso si, poniendo atención.
Puedes fijar un punto de atención determinado, el que tu prefieras, por ejemplo la nariz, o quizá el pecho, incluso el abdomen observando cómo se hincha y deshincha, como si fuera un globo.
Es muy interesante poner la atención en la nariz porque es mucho más sensitiva, más sutil, se puede percibir distintas dimensiones como la temperatura, la intensidad, la fricción, e incluso si el aire que entra puede contener algún olor.
Compruébalo, puedes empezar ahora mismo, ¡sólo serán un par de minutos!
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